Hasta la cima, siempre
5 mayo, 2018Donezan. El edén del Pirineo Oriental
10 octubre, 2018
Artículo escrito por Rutas Entre Refugios
“...En nuestra visión de túnel, nada vemos más allá de las salvajes montañas del Himalaya, el lugar donde hace tiempo que residen los espíritus, y hacia donde nuestros pasos ahora se encaminan...”
(Iñaki Ochoa de Olza, Columna publicada en el nº 51 de Campobase, Mayo 2008)
4:30 de la madrugada del 19 de mayo de 2008, el navarro Iñaki Ochoa de Olza, acompañado del rumano Horia Colibasanu y el ruso Alexei Bolotov, salen de la tienda situada en el Campo V (7.830 m) en la arista este del Annapurna dirección a la cima (8.091 m). Horas después, ya habiendo superado un muro de hielo que los ha obligado a bajar hasta los 7.600 m para así poder seguir subiendo, Iñaki ve que aquello no va bien, cree que es demasiado arriesgado seguir y decide dar media vuelta. Su amigo Horia se ve en la obligación de escoger, seguir hacia arriba junto con Bolotov o acompañarlo en el descenso. Sin dudarlo demasiado elige la segunda opción con la idea de que Iñaki descanse y poder volver a intentarlo. Después de volver a remontar el muro se encuentran de nuevo en el punto de salida, el Campo V. Son cerca de las nueve de la mañana. Dos horas más tarde retoman la marcha, pero esta vez con la intención totalmente a la inversa, ahora se fijan el poder llegar hasta el Campo IV.
Mientras ellos bajan, Alexei ha seguido en solitario hacia arriba. A las 12:30 del mediodía el ruso pisa el punto más alto del Annapurna. Sin radio ni teléfono satélite, se toma diez minutos para sacar algunas fotos, confiando en encontrar a los otros dos miembros en el Campo V y así poder informar al campo base que ha podido hacer cumbre.
Iñaki que tiene algunos dedos en proceso de congelación baja con dificultades, aparte de esto, Horia ve que ahí hay alguna cosa que no va bien. Pese a que él es más joven siempre ha visto al navarro mucho más fuerte, pero hoy no. Entre las 10:00 y las 11:00 horas consiguen llegar al Campo IV. El rumano se pone a deshacer agua para poder hidratar a su compañero. Poco rato después Horia ve como su amigo empieza a sufrir lo que parece un ataque epiléptico y llama a la familia, en Navarra, para informarse, y hace lo mismo con un amigo suyo médico en Rumania. También envía un sms a los suizos, Ueli Steck y Simon Anthamatten, que se encuentran en el campo base, justo debajo de la pared sud, del Annapurna. El suizo Ueli, esta, o estaba, considerado uno de los alpinistas más rápidos en ascensiones.
Nada más saber la noticia de lo que ocurre, tanto él como su compañero, salen rápidos hacia allí.
Al cabo de unas horas, y ya lleva más de quince desde que ha empezado la ascensión en la madrugada, aparece Bolotov en la tienda del Campo IV. Rápidamente se da cuenta de la situación y ve que tienen que bajar a Iñaki como sea, pero no pueden hacerlo por la arista ya que no disponen de cuerdas. Horia le dice que empiece a bajar el, ya que no hay ni agua, ni comida, ni gas. Alexei tira hacia abajo mientras Ueli está subiendo tan deprisa como puede. En un momento dado cerca del Campo III los dos alpinistas se cruzan e intercambian el calzado, debido a que el suizo va con unas botas ligeras.
Desde que el 3 de junio de 1950 el Annapurna fue escalado por primera vez, por Maurice Herzog juntamente con Louis Lachenal los cuales eran miembros de una expedición francesa donde también formaban parte los alpinistas Lionel Terray, Gaston Rébuffat, Marcel Ichac, Jean Couzy, Marcel Shatz, Jacques Oudot y Francis de Noyelle, son muchos los alpinistas que han podido conseguir el éxito. Pero también es muy numerosa la lista negra que arrastra esta montaña, ya que la estadística nos dice que el 40% de la gente que lo intenta acaba dejándose la vida.
“…decir cual es la que menos te gusta de los catorce es difícil. Si tuviese que dejar una sin subir, pues seguramente seria el Annapurna porque es la que es más peligrosa seguramente, pero reconociendo que es una bellísima montaña…”
(Iñaki Ochoa de Olza)
Mientras, desde Katmandú, el nepalí Nima Nuru Sherpa, propietario de la Cho Oyu Asian Trekking, está organizando un rescate y empieza a buscar ayuda de los alpinistas que se encuentran en aquel momento en la capital del país. El ruso Sergei Bogomolov, que acaba de volver del Annapurna ( 8.091 m) y el kazako Dennis Urubko, de retorno del Makalu (8.841 m), no dudan en salir en helicóptero hacia allí. Primero harán una parada en Pokhara para recoger al canadiense Don Bowie que después de ver por internet lo que le pasa a Iñaki se ha ofrecido para lo que sea. En el campo base les espera la también canadiense Nancy Morin, compañera de Iñaki, con los sherpas Mingma Sherpa, Ongchu, Pemba y Ongchu. Pero por problemas con el tiempo se ven obligados a realizar parada en Chomrong. Aquí se encuentran con el alpinista y médico polaco Robert Szymcz y el nepalí Pinjho Sherpa recién llegados del Daulaghiri (8.167 m), también los rumanos Alex Gavan y Mihnea Radulescu del Makalu (8.841 m). Finalmente pueden volar pero no podrán acercarse al campo base, exactamente están a dos horas a pie. Un vez salvada la distancia, Urubko junto con Bowie y Mingma Sherpa salen hacia arriba llevando consigo oxigeno y medicinas.
Ueli y Horia hablan por radio acordando de encontrarse en un punto. Han pasado 67 horas desde que el rumano pidió ayuda al suizo. A 7.300 m, a un kilómetro y medio de donde se encuentra Iñaki y a un kilómetro de donde está una tienda, que el mismo Ueli ha dejado cerca de una roca justo donde la arista tiene su inicio y se allana hacia la cara norte, se abrazan valorando las posibilidades. El suizo ve que Horia no coordina muy bien sus movimientos, son demasiados días en altura y cree que está sufriendo de mal de altura. Lo tiene que bajar como sea, pero el rumano no quiere dejar solo al navarro. Finalmente Ueli accede al hecho que baje solo y él irá hasta la tienda donde se encuentra Iñaki. Parece que todo va cogiendo un brote de esperanza. En el Campo II, Alexei Bolotov espera a Dennis Urubko y a Don Bowie para volver hacia arriba, y en el Campo III Simon Anthamatten hace lo mismo con Horia para llevarlo hasta abajo.
A las 12:10 del 23 de mayo del 2008 llegaba la noticia que nadie quería oír, Iñaki Ochoa de Olza después de cuatro días luchando contra su propio cuerpo moría a causa de un edema cerebral y pulmonar. Un vez encajada la noticia, si es que se puede encajar de alguna manera, tanto en Pamplona como en el campo base se posen de acuerdo que lo más importante ahora mismo es lograr que descienda el suizo Ueli que ya lleva dos noches a 7.400 m.
"...yo asumo el riesgo de una manera muy sencilla. Sé que la vida la perderé igualmente, un día u otro, así que no me compensa cambiar de dirección supuestamente para ganar más días..."
(Iñaki Ochoa de Olza)
Finalmente Ueli Steck, Dennis Urubko, Don Bowie, Mihnea Radulescu, Robert Szymczak y Sergei Bogomolov llegan al campo base donde les esperan Horia Colibasanu, Simon Anthamatten, Nancy Morin y Mingma. Solo faltan los sherpas Ongchhu, Pemba, Ongchhu y Pinjho que deciden recoger el material del Campo II. En total fueron hasta catorce las personas intentaron hacer todo lo posible para tirar adelante aquel rescate sin premio final.
“…en esta sociedad no estamos preparados para la muerte, no estamos preparados. La muerte es lo que rompe radicalmente nuestro confort, nuestra seguridad. Es la vida. Y es que la vida sin la muerte no tiene sentido…”
(Iñaki Ochoa de Olza)
Para poder profundizar más en todo lo que sucedió aquellos cinco fatídicos días, uno puede leer “Los catorce de Iñaki. Crónica del extraordinario intento de rescate del himalayista Ochoa de Olza en el Annapurna” escrito por Jorge Nagore (Saga Editorial, 2011), o ver la película “Pura Vida” de los directores Pablo Iraburu y Migueltxo Molina. También es muy interesante buscar en you tube el reportaje hecho por el equipo de Informe Robinson “Rescate de Iñaki Ochoa de Olza”. Y si queréis saber que decia, como pensbva o reflexionaba Iñaki, no dudéis en leer “Bajo los cielos de Asia” escrito por el mismo (Saga Editorial, 2010), o las crónicas que escribia semanalmente en la web de la revista Campobase.
Iñaki moría en el 2008, el ruso, Alexei Bolotov, perdió la vida el 15 de mayo del 2013 mientras intentaba la ascensión al Everest (8.848 m). Sufrió una caída cuando se hallaba a 5.600 m un poco por encima de la Cascada de Hielo del Khumbu. Había realizado grandes ascensiones, aparte del Annapurna (8.091 m) por su arista este, también había logrado subir al Makalu (8.463 m) por su cara oeste o ascender por la cara norte el Jannu (7.711 m), lo que le permitió de ganar el Piolet d’Or los años 1997 y 2004 respectivamente. Pero también figuran otras ascensiones, Everest (8.848 m) dos veces, el 1998 y 2002; Lhothse Medio (8.413 m) el 2001; Thalay Sagar (6.095 m) en el Himalaya indio el 1999; cara oeste del K2 (8.611 m) en 2007; Dhaulagiri (8.167 m) el 2005; Cho Oyu (8.201 m) el 2006; Manaslu (8.163 m) el 2009; G-I (8.068 m) y G-II (8.035) el 2010; y Kangchenjunga (8.586 m) y Broad Peak (8.047 m) el 2011. El mismo decía, “No vamos allá arriba en busca de éxito, vamos porque es lo que nos da vida”.
El 30 de abril del 2017, muere el suizo, Ueli Steck, por causas que todavía se desconocen. Parece ser, según afirma Reinhold Messner; que cuando murió podía estar intentando realizar la llamada “Herradura del Khumbu”, es decir, hacer las cumbres del Nuptse (7.861 m), Lhotse (8.516 m) y Everest (8.848 m) en el menor tiempo posible. De momento solamente lo ha conseguido el británico Kenton Cool y el sherpa Dorje Gylgen que lo hicieron en tres días consecutivos en mayo del 2013 utilizando oxígeno artificial, aunque también hay dudas de si lo hicieron o no. A veces los egos pasan por delante de las hazañas y en el mundo del alpinismo desgraciadamente hay mucho de eso, y de hazañas también.
La familia del suizo, el día de la incineración del cuerpo en el monasterio de Tengboche (Nepal), manifestó que […el 20 de abril del 2017, Ueli Steck asciende desde el campo base del Everest al campo II, a unos 6.400 m. Su plan original era escalar a la mañana siguiente para seguir aclimatando por la ruta normal hacia el Collado Sur a casi 8.000 m de altura, para volver al campo II el mismo día. Desde este campo, Ueli percibe que las condiciones de la pared del Nuptse eran ideales, razón por la cual decide por la tarde modificar su plan y escalar el Nuptse por la mañana. El 30 de abril, sale a las 4:30 h junto con el francés Yannick Graziani, cruzando el gran nevero. Después, Graziani continuaba por la ruta normal del Everest hacia el campo III, mientras que Ueli entraba en el flanco del Lhotse. El accidente del suizo sucede a unos 7.600 m hacia las 9:00 h (hora local). Su cuerpo fue finalmente recuperado por el piloto de helicóptero italiano Maurizio Folini a una altitud de unos 6.600 m…]
Y sobre el rumano Horia Colibasanu decir que volvió al Annapurna (8.091 m) el 29 de abril del 2010 por su cara norte. En el momento en que hizo cumbre desplegó una bandera de Navarra en honor a Iñaki. Sus otras cimas logradas por encima de los ocho mil metros son, K2 (8.611 m), Manaslu (8.163 m), Dhaulagiri (8.167 m), Shishapangma (8.013 m), Makalu (8.481 m), Lhotse (8.516 m) y Everest (8.848 m), todos ellos sin uso de oxigeno artificial, ni tener el soporte de ningún sherpa. También cabria destacar el Elbrus (5.648 m), Gumachi (3.805 m), Khan Tengri (7.010) o el Matterhorn (4.462 m) por la vía de la arista del León. El año 2009 recibió el premio “Spirit of Mountaineering Award” por todo lo que hizo en el intento de rescate de su buen amigo, Iñaki Ochoa de Olza.
“...empecé a escalar ocho miles cuando aún era joven, 22 años, dirigiéndome en aquella ocasión al Kangchenjunga. Que insensatez de juventud, y que placer recordar aquellos tres meses, que han marcado mis pasos más que 19 años de estudios anteriores. Desde entonces, he estado ya en más de 20 expediciones. Algunas veces he estado trabajando como guía de montaña o como cámara de altura, otras veces he tenido patrocinadores y en otras ocasiones me lo he pagado con mis ahorros. Es una opción, un camino en la vida, y como toda elección, supone dejar otras cosas atrás. Pero nunca me he arrepentido, y siempre he vuelto a casa satisfecho, a reponer nuevas energías, y a marchar una vez más, como decía Doug Scott -atado al mástil como Ulisses, buscando aquellas islas que brillan en el cielo con luz propia-. Pues ni más ni menos que esto son los ocho miles...”
Iñaki Ochoa de Olza (Bajo los cielos de Asia, Saga Editorial, 2010).
Fitxa Tècnica:
Autors:
Iñaki Ochoa de Olza
Editorial:
Saga
Idioma:
Castellà
Nº de pàgines:
356
Fitxa Tècnica:
Autors:
Jorge Nagore
Editorial:
Saga
Idioma:
Castellà
Nº de pàgines:
256
Fitxa Tècnica:
Autors:
Pablo Iraburu
Migueltxo Molina